Déjame entrar en tu vida…
Prometo no hacer ruido, pasaré ligera como la pluma que un ave perdió durante su vuelo.
Apenas notarás que estoy. Te lo prometo.
Sólo quiero saber cómo te gusta el café en las mañanas y cuál es tu comida favorita.
Que me digas qué canción te hace vibrar, pero dímelo ya, para aprenderla de memoria cuanto antes. ¡Quién sabe! Algún día, tal vez, ojalá, te la pueda cantar al oído.
Dime a qué te gustaba jugar cuando eras pequeño, y quiénes son tus mejores amigos.
Tu rincón favorito del mundo, ahí donde vas cuando necesitas estar sólo para poner tus pensamientos en orden. Ese lugar al que tan sólo la gente que es importante en tu vida, podría ir a buscarte.
Déjame entrar en tu mundo.
Prometo ser fiel a tus tiempos y espacios.
Sólo quiero saber de ti, de tus inquietudes y tus miedos, de tus creencias y proyectos.
Aquello que hiciste y de lo que te arrepientes, y aquello que nunca harías porque no podrías vivir en paz.
Déjame saber cómo son tus días, tus rutinas y lo que te hace sonreír.
Necesito saber cómo sacarte una sonrisa, cuándo es mejor no hablarte y qué te enoja.
Te lo prometo, de verdad, apenas notarás que estoy.
Pero si no quieres, no tendrás más remedio que dejarme entrar en tus sueños.
Y ahí… lo siento pero no puedo prometerte nada.
Porque ahí será mi alma la que actúe y no podré controlarla.
No podré evitar que te bese y te abrace fuerte para que no puedas escapar.
Querrá acariciarte, lo sé. Aprovechará que estás dormido e indefenso y te acariciará.
Dejará resbalar mis dedos por tu espalda dibujando corazones con nuestras iniciales dentro, como una niña pequeña en la última hoja de su libreta cuando el profesor no la mira.
Te amará.
Mi alma te amará libre, y créeme, aunque no lo creas, te gustará.
Se acostará en tu pecho para que pueda volver a sentir tu olor, mientras escucho el latido de tu corazón.
Déjame entrar en tu vida, aunque sea solo un poquito y por la puerta de atrás.
Sin hacer ruido y donde nadie nos vea.
Sino, y eso sí te lo puedo prometer, nos veremos en tus sueños.
